Bierce, Ambrose; Beber, Borracho, Embriagarse, Justicia

Bierce, Ambrose: Diccionario del diablo; Editorial Calicanto, Buenos Aires, 1977, 169 pp. Beber, v. t.  e. i. Echar un trago, ponerse en curda, chupar, empinar el codo, mamarse, embriagarse. El individuo que se da a la bebida es mal visto, pero las naciones bebedoras ocupan la vanguardia de la civilización y el poder. Enfrentados con los cristianos, que beben mucho, los abstemios mahometanos se derrumban como el pasto frente a la guadaña. En la India cien mil británicos comedores de carne y chupadores de brandy con soda subyugan a doscientos cincuenta millones de abstemios vegetarianos de la misma raza aria. ¡Y con cuánta gallardía el norteamericano bebedor de whisky desalojó al moderado español de sus posesiones! Desde la época en que los piratas nórdicos asolaron las costas de Europa occidental y durmieron, borrachos, en cada puerto conquistado, ha sido lo mismo: en todas partes las naciones que toman demasiado pelean bien, aunque no las acompañe la justicia.

Borges, Jorge Luis; Beber, Comer, Fumar, Leer, Vicio

Borges, Jorge Luis: Yo no bebo, no fumo, no escucho la radio, no me drogo, como poco. Yo diría que mis únicos vicios son El Quijote, La divina comedia y no incurrir en la lectura de Enrique Larreta ni de Benavente.

Steinbeck, John; Beber, Comer, Hablar, Hombre

Steinbeck, John: De todos los animales de la creación el hombre es el único que bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener nada que decir.

Bierce, Ambrose; Bautismo

Bierce, Ambrose: Relatos. Diccionario del diablo; Cátedra, Madrid, 1999. Bautizar, v. t. Imponer de forma ceremoniosa un nombre a un niño indefenso.

Mankell, Henning; Barbarie, Humano

Mankell, Henning: La leona blanca, Tusquets, Barcelona, 2003, 502 pp. P. 286, 20: La barbarie se presenta siempre bajo un rostro humano y es eso, precisamente, lo que la hace tan inhumana.

Chandler, Raymond; Bar, Mujer

Chandler, Raymond: El largo adiós (The Long Goodbye); Planeta/Bruguera, Barcelona, 1984, 446 pp. P. 424, XLIX:
—Tal vez ni siquiera te tiras lances con las mujeres que encuentras en los bares.
—No muy a menudo. Están muy mal iluminados.

Twain, Mark; Banquero

Twain, Mark: El banquero es un señor que nos presta el paraguas cuando hace sol y nos lo exige cuando empieza a llover.

Pavese, Cesare; Bailar

Pavese, Cesare: El bello verano (La bella estate); Destino, Barcelona, 1985, 429 pp. P. 148, El diablo sobre las colinas: —El que baila es un tonto —dijo Pieretto—, porque busca a su alrededor lo que ya tiene entre sus brazos.

Bierce, Ambrose; Bailar, Inocencia, Libertino

Bierce, Ambrose: Diccionario del diablo; Editorial Calicanto, Buenos Aires, 1977, 169 pp. Bailar, v. i. Saltar a compás de una música alegre, preferiblemente abrazando a la esposa o la hija del vecino. Hay muchas clases de bailes, pero todos los que requieren la participación de ambos sexos tienen dos cosas en común: son notoriamente inocentes y gustan mucho a los libertinos.

Vila-Matas, Enrique; Azar

Vila-Matas, Enrique: La asesina ilustrada; Lumen, Barcelona, 2005, 135 pp. P. 10, Prólogo a esta edición: [...] el azar no descansa [...].

Mencio; Azar, Hombre

Mencio: El hombre tiene mil planes para sí mismo. El azar, sólo uno para cada uno.

Fijman, Jacobo; Azar, Vida

Fijman, Jacobo: Molino rojo y otros poemas; Plaza & Janés, Barcelona, 2000, 118 pp. P. 10: Aldea (de Molino rojo): ¡Hospedería triste de mi vida/ en donde sólo se aposentó el azar!

Bolaño, Roberto; Azar

Bolaño, Roberto: Los detectives salvajes; Anagrama, Barcelona, 1998, 609 pp. P. 487, II, Julio Martínez Morales: El azar nos guía aunque nada hemos dejado al azar.

Saramago, José; Ayudar

Saramago, José: Viaje a Portugal; Unidad Editorial, Madrid, 1999, 414 pp. P. 215: El fantasma de José Júnior: La mano que ayuda, desayuda si pronto se retira.

Bierce, Ambrose; Anciano, Ayer, Infancia, Juventud, Madurez, Pasado

Bierce, Ambrose: Diccionario del diablo; Editorial Calicanto, Buenos Aires, 1977, 169 pp. Ayer, s. Infancia de la juventud, juventud de la madurez, el pasado entero de la ancianidad.

Sartre, Jean-Paul; Aventura

Sartre, Jean-Paul: La náusea (La Nausée); Losada, B. Aires, 1970, 12ª ed, 198 pp. P. 52: He pensado lo siguiente: para que el suceso más trivial se convierta en aventura, es necesario y suficiente contarlo.

Pessoa, Fernando; Aventura, Monotonía, Sabio

Pessoa, Fernando: Libro del desasosiego, Seix Barral, Barcelona, 1994, 15ª ed. P. 69, 53: Sabio es quien monotoniza la existencia, puesto que entonces cada pequeño incidente tiene un privilegio de maravilla. El cazador de leones no tiene aventuras más allá del tercer león.

Chesterton, Gilbert Keith; Aventura

Chesterton, Gilbert Keith: Una aventura es, por naturaleza, algo que nos sucede. Es algo que nos escoge a nosotros, no algo que nosotros escogemos.

Chesterton, Gilbert Keith; Aventura, Cuerdo, Loco

Chesterton, Gilbert Keith: La aventura podrá ser loca, pero el aventurero, para llevarla a cabo, ha de ser cuerdo.

Quevedo, Francisco de; Avaricia

Quevedo, Francico de: A un avariento:

En aqueste enterramiento
Humilde, pobre y mezquino,
Yace envuelto en oro fino
Un hombre rico avariento.
Murió con cien  mil dolores,
Sin poderlo remediar,
Tan sólo por no gastar
Ni aun hasta malos humores (*).

(*) Humores: Llamaban los antiguos humores a los líquidos que pertenecían a la constitución interna del cuerpo, tales como la sangre, la cólera, la flema y la melancolía. Se creía que se mantenía la salud y la hermosura mediante la purga de los malos humores. Pero el avariento del poemita no quería gastar ni siquiera los malos humores, y por lo tanto se murió.