Quevedo,
Francico de: A un
avariento:
En aqueste
enterramiento
Humilde, pobre y
mezquino,
Yace envuelto en oro
fino
Un hombre rico
avariento.
Murió con cien mil dolores,
Sin poderlo remediar,
Tan sólo por no gastar
Ni aun hasta malos
humores (*).
(*) Humores: Llamaban los antiguos humores a los líquidos que
pertenecían a la constitución interna del cuerpo, tales como la sangre, la
cólera, la flema y la melancolía. Se creía que se mantenía la salud y la
hermosura mediante la purga de los malos humores. Pero el avariento del poemita
no quería gastar ni siquiera los malos humores, y por lo tanto se murió.
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