Quevedo,
Francisco de: Poesía varia;
Cátedra, Madrid, 1997, 11ª ed. Edición de James O. Crosby: P. 255, Amor constante más allá de la muerte:
Cerrar podrá mis ojos la
postrera
Sombra que me llevare el
blanco día,
Y podrá desatar esta alma
mía
Hora, a su afán ansioso
lisonjera;
Mas no de esotra parte en la
ribera
Dejará la memoria, en donde
ardía:
Nadar sabe mi llama el agua
fría,
Y perder el respeto a ley
severa.
Alma, a quien todo un Dios
prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto
fuego han dado,
Medulas, que han
gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejara, no su
cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá
sentido;
Polvo serán, mas polvo
enamorado.
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