Shakespeare, William: BRUTO: Has descrito a un amigo cálido que se enfría:
observa siempre, Lucilio, que cuando el cariño empieza a enfermar y decaer,
emplea una ceremoniosidad forzada. No hay trampas en la fidelidad franca y
sencilla, pero los hombres huecos, como caballos que se acaloran cuando les
llevan por la brida, hacen valientes ostentaciones y promesas de su ánimo, pero
cuando tienen que soportar la sangrienta espuela, dejan caer la cabeza, y se
hunden en la prueba, como jamelgos engañosos. Julio César, Acto IV, Escena II.
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